El castañazo

4 04 2014

Recuerdo que en algún momento de mi irregular vida adulta llegué a pensar que la existencia perdía sentido a partir de mediados de marzo, que era el momento en que se terminaba el (entonces) Cinco Naciones. Ahora resulta que mi pesada rutina se ha convertido, en buena parte, en una sucesión más o menos (des)ordenada de partidos de rugby, de tal forma que en algunos momentos temo haberme encarnado en el lema de aquella vieja camiseta que aún debo guardar en algún armario:«La vida es rugby: el resto son meros detalles». Me acuerdo mucho de la irónica frase del Joker de Tim Burton: «Queda tanto por hacer… y tan poco tiempo». En este caso: tanto rugby que ver… y nunca el tiempo suficiente. Entre ver rugby, jugar al rugby, pensar en el rugby, hablar de rugby, beber con los del rugby y escribir (a veces) sobre rugby, diría que no tengo agenda para el resto de obligaciones o pseudo responsabilidades. A tal punto que ayer me citaron para una reunión consultiva en la universidad la próxima semana y, mientras me hablaban, mi cerebro se puso él solito a considerar si a esa hora (las once y media de la mañana del martes) no habría algún partidito de tal o cual liga que yo TUVIERA POR OBLIGACIÓN que estar viendo. Esto es un síntoma de eso que llaman por ahí la enfermedad de Ellis.

Así presenta Sky Sports el partido de este domingo entre Toulon y Leinster: dos personajes principales para un choque repleto de secundarios estelares. El partido que culminará unos cuartos de final monumentales, un fin de semana de rugby extraordinario.

Así presenta Sky Sports el partido de este domingo entre Toulon y Leinster: dos personajes principales para un choque repleto de secundarios estelares. El partido que culminará unos cuartos de final monumentales, un fin de semana de rugby extraordinario.

Los hay peores que yo, lo sé. Mucho peores incluso: uno me confesaba haber llegado a ver tres partidos de rugby al mismo tiempo en pantallas alternas, durante esas prolíficas tardes de sábado del largo invierno. Yo reconozco haber dividido en dos la pantalla para no perderme ripio de lo que ocurre a ambos lados del Canal de la Mancha. Este fin de semana, al menos, tendremos algo en lo que centrarnos y horarios ordenados para hacerlo: los cuartos de final de la Heineken Cup, ahora mismo la competición que más me gusta ver. Entre el sábado y el domingo, cuatro partidos extraordinarios, cada uno a su manera o incluso todas a la vez: el sábado, Munster-Toulouse (14:30), Clermont-Leicester Tigers (18:00) y Ulster-Saracens (19:30). Y el domingo, por si todo esto fuera poco, Toulon-Leinster (17:00), con el encuentro de dos clásicos modernos, Wilkinson y O’Driscoll, y los últimos campeones de la HCup. Todo por Digital+. Sinceramente: yo entiendo que la cosa del cholismo y los balones de oro está en su gran apogeo final, pero con programas ovalados como éste uno no tiene tiempo para vulgaridades.

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Moneyball: Boudjellal y los ‘galácticos’

20 05 2013

Devorado por la angustia, Mourad Boudjellal abandonó el Aviva Stadium durante la segunda parte de la final de la Heineken Cup, el pasado sábado. Era incapaz de soportar la tensión. Vio a Brock James posar el segundo ensayo de Clermont y no quiso ver más: abandonó el campo, tomó un taxi y ordenó al chófer que condujera sin destino por los alrededores del estadio. En ese momento su archienémigo, el ASM Clermont-Auvergne, vencía 15-6 y quedaba media hora por jugar. Aunque había extraviado la capacidad de penetración de Rougerie, que tanto daño le había hecho a Toulon en la primera parte, y estaba cediendo terreno de forma peligrosa ante la amenaza latente del pie de Wilkinson, el equipo manejado por Bernard Laporte no daba la impresión de haber encontrado un hilo de juego o de iniciativa suficientes para amenazar la victoria clermontois. Boudjellal, el lenguaraz presidente y propietario del RC Toulonnais, se había quedado sin aliento emocional para permanecer en el escenario del partido. Durante su viaje en taxi a ninguna parte, sin embargo, todo dio la vuelta. Wilko cobró un golpe de castigo, premio a la crecida defensiva y el empuje de un grupo que hasta entonces no había tenido ningún tipo de preeminencia. Su estilo es el que es y ganó con su argumento principal: las explosiones individuales. El dramático viraje ocurrió cuando el argentino Fernández Lobbe robó la pelota en un ruck y lanzó un contraataque que Delon Armitage convirtió en ensayo. Fue una victoria repentina. Un fogonazo aislado pero inapelable, definitivo. Wilkinson, y una defensa impenetrable para un Clermont disminuido con los cambios, hicieron el resto hasta el 15-16. Cuando supo que Toulon era campeón, Boudjellal ordenó al taxista regresar a Lansdowne Road y entró al estadio para levantar la Heineken Cup. Con la emoción, el multimillonario dueño del nuevo campeón de Europa de rugby olvidó pagar la cuenta…

Mourad Boudjellal, jubiloso tras la victoria de Toulon en el Aviva Stadium de Dublín: el RCT, plagado de estrellas, acaba de convalidar con el título europeo su polémico proyecto de rugby a base de superestrellas.

Mourad Boudjellal, jubiloso tras la victoria de Toulon en el Aviva Stadium de Dublín: el RCT, plagado de estrellas, acaba de convalidar con el título europeo su polémico proyecto de rugby a base de superestrellas.

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Asterix juega en Leinster

16 05 2013

Ni esto es el año 50 antes de Jesucristo ni la Galia está ocupada por los romanos. De hecho, en este preciso momento de la historia de las batallas ovales, diríamos que Asterix juega en Leinster y que la trama completa ha sido invertida: aquí los irreductibles y la aldea que resiste todavía y siempre al invasor tienen filiación celta; y las guarniciones que lo acechan son tres: Auvernia, Provenza y, más concreta y directamente en su caso, la siempre luminosa Lutecia. Salgamos de la broma contextual y la metáfora de cómic. Hablamos de esto: en su condición de triple campeón vigente de Europa, Leinster viene a encarnar la única cuña de resistencia al creciente dominio francés. Jonathan Sexton sería el Asterix celta. Y su propia figura resume el signo de los tiempos: el año próximo, como tantas otras estrellas de los dos hemisferios, Sexton jugará en un club francés. Lo inmediato es que la conquista gala del continente, a nivel individual y colectivo, se escenifica este fin de semana, en Dublín y con doble programa: Leinster y Stade Français jugarán la final de la Amlin Challenge Cup este viernes en el RDS Arena; el sábado, Clermont Auvergne y Toulon dirimirán el título de la Heineken Cup, en un escenario aún más contemporáneamente mayestático: el Aviva Stadium de la capital irlandesa.

La figura de Wilkinson ha crecido exponencialmente en los últimos estadios de la Heineken Cup, particularmente con sus extraordinarios partidos ante Leicester Tigers y Saracens: pese al enfrentamiento múltiple de estrellas que será esta final de la HCup, su capacidad de modelar y definir los partidos sigue apareciendo por delante de cualquier otro argumento previo al choque. Y en éste, en concreto, los hay a decenas...

La figura de Wilkinson ha crecido exponencialmente en los últimos estadios de la Heineken Cup, particularmente con sus extraordinarios partidos ante Leicester Tigers y Saracens: pese al enfrentamiento múltiple de estrellas que será esta final de la HCup, su capacidad de modelar y definir los partidos sigue apareciendo por delante de cualquier otro argumento previo al choque. Y en éste, en concreto, los hay a decenas…

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