El tiempo de las cerezas

14 02 2021

El vuelo acrobático de Jonny May para su ensayo; el paso lateral y el sombrero de Rees-Zammit; y el episodio Billy Burns en el novelón sucesorio de Irlanda. Fueron las tendencias del fin de semana y las tres tienen un punto de fuga: el binomio Hartpury College RFC / Gloucester Rugby. Que son dos lados de la misma moneda: la academy de los cherry and whites de Gloucester. May y Rees-Zammit comparten escuadra ahora mismo. Billy Burns, como su hermano Freddie antes (ahora emigrado a Toyota en Japón), se formó en esa misma escuela y pisó la élite a los 17 años, en la LV Cup. Después, tras una cesión en el segundo escalón con Hartpury, salió para Ulster. Y hasta hoy. El tiempo de las cerezas nunca llega a noviembre, decía una canción. Y de tiempos trata este asunto también. Billy Burns y Rees-Zammit han sido talentos precoces (el galés fue, a los 18 años, el jugador más joven en debutar con Gloucester en la Premiership), pero hoy viven momentos divergentes. Confuso el de Burns, metido en el ojo del huracán de uno de los asuntos más sensibles del rugby irlandés: el relevo generacional de Jonny Sexton. Rees-Zammit, mientras, acaba de explotar ante los ojos de esa parte del mundo que mira al rugby a través del agujero único del 6 Naciones. Estas y otras notas adicionales nos dejó el segundo fin de semana del torneo.

  • ‘Rees lightning’

El cantante y compositor de mi banda es galés. Más de código esférico que oval, pero porta el gen nacional y mira lo del rugby siempre con indisimulado orgullo patrio. Es de los que acaba cualquier conversación sobre el juego con un argumento de martillo: «Yo vi jugar a Barry John». Nada más terminar el partido en Murrayfield, me escribe: «Zammit looks like a real star…». Como hay pocas veces en que el batería pueda imponer su criterio a un tipo con una guitarra (menos aún si es el vocalista y se inventa las canciones), aprovecho para quejarme contra esa extendida costumbre de pensar que los jugadores sólo aparecen cuando llegan al 6 Naciones. «Rees-Zammit es una estrella en potencia desde que irrumpió en el primer equipo de Gloucester con sólo 18 años: llevo dos años largos esperando que alguien se decidiera a ponerle una camiseta de titular en Gales». Como en aquellos días solíamos mirar a menudo al equipo de Johan Ackermann, vimos a Rees-Zammit convertirse en el jugador más joven (aún sin contrato profesional) en debutar con la escuadra mayor de los cherry and white y ponerse a terminar ensayos con cómoda frecuencia: un par un día, otros tres poco más tarde… Nacido en Gales, su abuelo paterno había emigrado al norte desde Malta. Su 1.91 es más sutil que contundente, y lo adereza con una gloriosa aceleración de velocista (está medido entre los jugadores de rugby más veloces en cien metros en la actualidad). Esos pies tan delicados en el paso lateral llaman la atención desde el primer momento, y por eso hacía ya tiempo que Rees-Zammit era un balón de playa en la pantalla del radar. Lo único que se nos ocurre decir ante tanta admiración sobrevenida (lo comparan con el bailarín Shane) es esto: por fin. Pero con la advertencia añadida de Alun Wyn Jones: no pongamos sobre su figura una presión desmedida. Aún tiene que andar mucho camino… y equivocarse más.

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